Ambientado en 1920, este film plantea los efectos de la reciente guerra desde una perspectiva que va más allá de la denuncia coyuntural. A través de una sutil estructura, no sólo se aborda el horror propio de todo conflicto bélico, sino que se habla del dolor y la pasión como elementos inherentes a la existencia. Todo ello está desarrollado con tanta percepción como sensibilidad.
Alegato antibélico ambientado en las postrimerías de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) que relata el penoso trabajo de un militar que dirige una sección encargada de la búsqueda e identificación de muertos en acto de servicio. Obtuvo el premio David di Donatello a Mejor actor extranjero (Philippe Noiret) además de 2 premios César y 11 nominaciones incluyendo a Mejor película.